La verdad es que los conductores (o chofers, o choferes) de autobus nunca han tenido muy buena fama. Bueno, en vuestras ciudades, en vuestros casos, en vuestros círculos y en vuestras experiencias igual esto no es así, pero donde yo vivo, los conductores del bus tienen una fama malísima.
Y, ojo! en la mayoría de los casos se la ganan a pulso los mu cabritos, dando un servicio de cara al público pésimo, con malas caras, contestaciones estúpidas, conducción suicida agresiva en exceso…
Pero, ahora viene el «pero».
Últimamente estoy cambiando mi visión de ellos, porque en mis trayectos mañaneros entre Murcia y Cartagena estoy teniendo suerte con estos trabajadores y, aunque sean las ocho de la mañana y aún no estén despiertos del todo, por lo menos te ponen la mejor cara posible, y el trato es lo correcto que debe.
Y para colmo, esta mañana ha ocurrido algo realmente bonito y poético.
Subía un señor mayor al autobus a la salida de Cartagena, que tenía que llegar a Murcia para coger un bus del inserso (supongo que para hacer un viaje), y llegaba justo de tiempo, mas justo imposible, porque le habían informado mal de los horários.
El bus llegaba a Murcia a las 15:00, que era la hora exacta a la que salía el suyo.
Durante todo el camino, el conductor ha ido respondiendo a las preguntas que el señor le iba haciendo (que eran pocas pero muy repetidas), y al llegar a la estación de Murcia, el chofer a parado en el primer arcen vacío, a salido pitando del bus, y se ha pegado una carrera hasta el otro extremo de la estación, para pedir al otro chófer que esperara a este señor.
Finalmente ha cogido el bus, y ahora mismo, seguramente, estará disfrutando de un viajecito con sus colegas mientras dá gracias al conductor de esta mañana.